24 de julio de 2012

Tarde de martes, un martes para seguir con el sequito de la soledad y la rememoración una vez más de nuestro tercer número, esta vez con texto de uno de nuestros concursantes y ganadores que tuvimos el privilegio de contar con su aportación, los dejamos con un hombre muerto.

A veces parece que no hago parte de nada,
pero de repente hago parte de todo y de todos,
entonces me doy cuenta que es a mí
a quien le falta todo,
y que por miedo a aceptarlo
me escondo en ese castillo lleno de nada.

En esa frialdad, disfrazada de sonrisas falsas,
llena de silenciosos pensamientos,
de deseos insatisfechos,
de añoranzas ya olvidadas.

Pero ¿qué más puede esperar un hombre muerto?

No puede ser más que una triste vida solitaria,
porque un hombre muerto no puede tener sueños,
porque un hombre muerto no encuentra la felicidad en nada,
y ahora solo en silencio espero,
el eclipsar de esta difícil jornada.

Es la analogía perfecta de estar vivo-muerto en medio de una soledad inminente, de la falta de algo que parece ya haberse ido otoños atrás, mis queridos Infames los dejo con esta reflexión esperando les siga siendo ameno su andar, esperen proximamente más.

Alejandro Volta

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